lunes, 12 de enero de 2015

Análisis fílmico: Pesadilla antes de Navidad




Dado que iba a dedicar mucho tiempo y esfuerzo a la investigación y análisis de una película, quise elegir una que significase algo para mí. Tras darle muchas vueltas al asunto, me vino a la cabeza esa película que, de alguna extraña manera, consiguió marcar mi infancia. Se trata de Pesadilla antes de Navidad, que con su original estética y sus extraños pero encantadores personajes consiguió atraparme desde el primer momento. Esta película fue para mí una de esas cintas que los pequeños de la casa ponen una y otra y otra vez, cantando a dúo con sus protagonistas, disfrutando cada visionado como si fuera el primero. Reflexionando sobre ello, me di cuenta de que a pesar de esta inexplicable devoción, aun no había mirado esta película desde una perspectiva adulta. Ahora que conocéis la naturaleza de mi elección, procederé a mostrar los resultados de la investigación.





Ficha técnica


Título original

The Nightmare Before Christmas

Año

1993

Duración

75 min

País

Estados Unidos

Director

Henry Selick

Guión

Caroline Thompson, Machael McDowel (Historia: Tim Burton)

Música

Danny Elfman

Fotografía

Pete Kozachik

Reparto

Animation

Productora

Touchstone Pictures / Skellington Productions Inc

Género

Animacion. Fantástico. Musical. Romance. Terror

           Premios

1993: Nominada al Oscar: Mejores efectos visuales
1993: Nominada al Globo de Oro: Mejor banda sonora original


La idea

Pesadilla antes de navidad nace de la fascinación de Tim Burton por el radical cambio de decoración que se producía cuando los adornos de Halloween eran retirados para dar paso a la decoración navideña. En los años 80, época en la que trabajaba para Disney, Burton decidió plasmar ese sentimiento en un poema titulado Pesadilla antes de navidad, que escribió tras rodar su cortometraje Vincent (1982), e inspirándose en cuentos como El Grinch y en ilustraciones de Edward Gorey dibujo por primera vez al inolvidable Jack Skellington y a su perro Zero.
Tim Burton ofreció la idea a Disney, que descartó el proyecto al no considerarlo adecuado para su público, pero en este periodo de presentación Burton mostró su guión y sus diseños a su compañero Henry Selick, quien terminaría dirigiendo la película.

En 1990, habiendo alcanzado la cumbre de su fama con títulos como Bitelchús, Eduardo Manostijeras y Batman, Burton decidió a retomar Pesadilla antes de Navidad, para encontrarse con que Disney seguía poseyendo los derechos del proyecto, pero la situación desembocó en un acuerdo amistoso y la compañía financió el film.
Pese a su deseo de dirigir la película, Tim Burton estaba a comprometido por aquel entonces con la finalización del rodaje de Batman Returns y la preproducción de Ed Wood, por lo que decidió encargarse de la producción y cedió la dirección a Henry Selick.


Producción

Escenarios y personajes

Para la producción de la película Tim Burton reunió un equipo artístico y fundó la compañía Skellington Studios para la realización del guión y la creación de nuevos personajes. Aunque Burton tuvo que delegar en su equipo debido a sus obligaciones profesionales, fue muy específico en el ambiente y la estética de la película; Por ejemplo, limitó los colores principales de Halloween Town a naranja, negro y blanco, e incluso animó a los artistas a utilizar su mano no dominante al realizar los bocetos de los nuevos personajes para así lograr un estilo único. Del mismo modo, el equipo artístico se esforzó por mantenerse fiel a la estética timburtiana basándose tanto en bocetos realizados por el propio Burton como en la estética de sus anteriores películas, especialmente e la de Vincent, su primer corto de animación. Los directores de arte se inspiraron para la realización de los personajes y escenarios en los  dibujos a tinta y lapiz de artistas como Ronald Searle o Edward Goery, valiéndose de distintas técnicas para proporcionar a los escenarios diferentes texturas.

 Banda sonora

Tim Burton encargó la composición de la banda sonora de Pesadilla antes de Navidad a su amigo y compositor habitual Danny Elfman quien, con la única excepción de Ed Wood y Sweeney Todd, es el autor de las bandas sonoras de la extensa filmografía de Burton.  
Con tan solo una breve sinopsis del argumento y algunos dibujos, sin un guión ni una lista de canciones, Elfman se lanzó a componer la música y las canciones para la película, afirmando después que, debido a su sentimiento de identificación con Jack Skellington, había resultado ser el trabajo más fácil de su carrera. Curiosamente, fue el compositor quien acabo poniendo voz a este personaje en los números musicales, dado que Chris Sarandon (el doblador del personaje en la versión original del film) no sabía cantar.

Rodaje

Antes de empezar con la animación, la película fue desarrollada secuencia por secuencia  mediante la realización de un detalladísimo storyboard al que se añadirían música, voz y sonido para previsualizar el resultado que se buscaría obtener de cada escena.
Se construyeron 230 decorados que ocuparon 19 platós, y 227 marionetas capaces de cambiar de expresión por distintos medios. Jack Skellington, cuyo papel protagonista requería de una gran expresividad, tenía 400 cabezas intercambiables.
La película se rodó a 24 fotogramas por segundo, y para completar un solo segundo de grabación se requerían hasta 12 movimientos de stop-motion.
La filmación fue, en definitiva, lenta y tediosa, y contando con un equipo que incluía 13 de los animadores más brillantes, 100 operadores de cámara especializados, fabricantes de marionetas, constructores de escenarios…  Pesadilla antes de Navidad tardó cerca de 3 años en ser terminada.


Estreno y legado

El 29 de octubre de 1993, Pesadilla antes de Navidad fue exhibida por primera vez, obteniendo una nominación a Mejor banda sonora original en los Globos de Oro y una nominación al Oscar por Efectos visuales. A pesar de la aprobación de la crítica la película rindió menos de lo esperado en comparación con otros filmes de éxito estrenados en esa época, con una recaudación internacional de 56 millones de euros en taquilla (una cifra nada despreciable a pesar de todo teniendo en cuenta su presupuesto de 20 millones). Pero su edición en video doméstico propició que la película ganara poco a poco un público de culto, y hacia el principio del 2000 el  merchandising relacionado con la película se popularizó hasta convertirse en un clásico. Las ganancias acarreadas por este creciente éxito sumadas a la taquilla de sus posteriores reestrenos y adaptaciones a nuevos soportes como el DVD, hacen que la recaudación de Pesadilla antes de Navidad sume aproximadamente 85 millones de euros.


Bibliografía








Técnicas y lenguajes cinematográficos.

Nacida de un relato en vero y convertida en una especie de cuento de navidad, Pesadilla antes de Navidad contiene una gran carga narrativa que se evidencia en sus complicados encuadres y su diversidad de planos. Abundan los planos de gran complejidad compositiva, piados y contrapicados, siempre en movimiento (con la carga de trabajo que supone la animación en stop-motion) para empapar de vida y energía una puesta en escena protagonizada por marionetas. La primera imagen ya anticipa, de hecho, estas observaciones: acompañada por la voz de un narrador, la cámara desciende en un plano picado, orientada hacia el suelo, con un suave movimiento giratorio para mostrar los árboles en los que se encuentran las puertas mágicas a los mundos de las fiestas.
La música de Danny Elfman se convierte en un elemento indispensable, al tratarse de una película musical, protagonizando los momentos más importantes de la trama y siendo crucial en el desarrollo emocional de los personajes, cuyas actitudes se verán reflejadas en la música que los acompaña y las canciones que cantan. 
En relación a la cuidada estética de la película, además de dotar de un amplio abanico de emociones a los más de 100  personajes por medio de distintas prótesis que permitían el cambio de su expresión facial y corporal, el equipo artístico también dio vida a los distintos escenarios del film, caracterizándolos al modo de los personajes que los habitan. En la ciudad de Halloween todo es oscuro y abundan las siluetas y las formas retorcidas, alargadas, amenazantes, siguiendo una estética de película en blanco y negro que nos traslada a ese ambiente antiguo y primigenio del cine analógico. En cambio, en la ciudad de la navidad todo es brillante y de vivos colores, los objetos son mullidos e inofensivos, las luces cálidas y acogedora, y lo más importante, está llena de diversión, lo que se intenta transmitir en pantalla mediante la abundancia de movimientos rápidos de cámara. Así mismo, nos encontramos con que el mundo real es muy simple. En él todo está construido con ángulos isométricos para conseguir una estética muy regular: las casas son variaciones del mismo tema, distribuidas en  cuadrantes, predominan los colores pastel…
El empleo de las luces y el color es sin duda un aspecto a destacar en Pesadilla antes de Navidad en la que, pese a tratarse de una película en color centrada en la Navidad, predominan el blanco y negro, los ambientes nocturnos y las sombras.


Análisis argumental

Pesadilla antes de Navidad posee una gran riqueza de ideas. Además de la idea original, la mezcla de festividades tan opuestas como Halloween y Navidad, el argumento incluye una historia de amor (entre Sally y Jack Skellington), un villano malvado (Oogie Boogie) y la subtrama de Sally y sus contínuas fugas de su creador. El vínculo que une todas estas historias es por supuesto el protagonista, Jack Skellington, cuyo increíble dinamismo y sed de cambio harán de motor del film. 

Halloween es el día más esperado y divertido del año para los habitantes de la Ciudad de Halloween, siendo Jack el principal animador de esta fiesta. Pero este año a Jack le sucede algo. Siente un vacío en su interior. El rey del mal, sensible y modesto, está cansado de dar sustos año tras año. Sumido en sus pensamientos, Jack abandona la celebración y se adentra en el bosque hablando de sus anhelos más profundos con el tema Jack´s Lament. Al llegar el amanecer, Jack se topa con el círculo de árboles que contiene las puertas a otros mundos, y fascinado por la forma del árbol de navidad, se asoma a su interior y cae en la ciudad de la Navidad. Cuando Jack queda alucinado con la nueva realidad descubierta, con sus luces, su colorido, y sobre todo con su falta de miedo, entendemos que la ciudad de Halloween es, más que un decorado, un paisaje emocional y moral opuesto a la nueva ciudad. Jack ha dado con el cambio que buscaba, y a su vuelta intenta explicar a todos los monstruos, entre los que está Sally (llena de dudas sobre el descubrimiento de Jack), en qué consiste la navidad. Jack les habla de regalos, pasteles, calcetines rojos… pero sus compañeros no comprenden lo que quiere decir y lo transforman a términos que sí pueden entender. Por ejemplo, al ver un regalo se preguntan con emoción si contendrá una cabeza putrefacta o algo parecido. ¿Cómo explicarles que lo importante de un regalo son la sorpresa y el afecto expresados en él? Finalmente, Jack les habla de Santa Claus como rey de la Navidad, y todos imaginan boquiabiertos a un monstruo volador de color rojo intenso.

Tras esta reunión, Jack se encierra en su torre para intentar averiguar el significado de la Navidad utilizando el método científico: disecciona un osito, observa objetos navideños al microscopio… Estos momentos sin diálogos se muestra en paralelo la nueva fuga de Sally, con una secuencia de ingeniosos planos que muestran su caída desde la ventana seguida por un plano picado girando entorno a sus pedazos, un ágil montaje mostrando cómo se cose a sí misma y la entrega de una cesta con comida a Jack mediante una polea, todo ello acompañado, como en una película muda, tan solo de música.

Más tarde Sally profetizará el fracaso de la empresa de Jack cuando, tras deshojar una ortiga, esta se convierte en un pequeño árbol de navidad y comienza a arder. A partir de ese momento Sally intentará evitar que Jack continúe con su plan. Pero Jack, creyendo haber encontrado lo que por fin llenará su vacío, es muy obstinado en su empeño de protagonizar la Navidad (hasta tal punto que llega a perder su identidad para asumir la de Santa Claus).
  
Pero no por ello deja Jack de ser un incomprendido. “¡Que horrible va a ser nuestra Navidad!” dice el alcalde mostrando su rostro alegre (pues tiene dos caras que se intercambian). “¡No, que feliz!”, le corrige Jack, provocando el giro de la cara del alcalde para mostrar su rostro amargo, un breve y veloz diálogo que expresa a la perfección la metáfora y la ironía de la historia.

Los chicos de Oogie Boogie llevarán a Santa Claus hasta Halloween por petición de Jack para encerrarlo después en la guarida de el malvado ser, y es el momento en el que este le arrebata el gorro a Santa Claus cuando se apropia por completo de su identidad. En este momento, el viaje de Jack en la dirección de negarse a sí mismo llega a su fin, y el regreso del antiguo Jack comienza en el clímax del desastre que provoca al suplantar a Santa Claus  el día de noche buena, repartiendo regalos destructivos y peligrosos. Habiendo fusionado Navidad y Halloween en una sola fiesta, Jack será derribado a cañonazos cuando se descubra su fraude. 

Jack no entiende su fracaso, pero sobre todo, no entiende como ha podido valorarse tan poco a sí mismo y a su capacidad para infundir terror. Por ello, tras el difícil acto de perdonarse a sí mismo, se arranca el calcinado disfraz navideño y vuelve a ser Jack Skellington, el rey del mal, dispuesto a rescatar a Santa Claus del único ser perverso de la ciudad de Halloween. Tras un rescate en el que Jack demuestra su verdadera habilidad derrotando a Oogie Boogie, se maravilla viendo como Santa Claus (muy enfadado) se marcha volando a salvar la Navidad, no sin antes sentenciar que, antes de intentar robar otra fiesta, Jack debería escuchar al único ser con sentido común de todo Halloween refiriéndose a Sally (que también se encontraba prisionera por haber intentado salvarle).

Tras solucionar los desastres de Jack, Santa sobrevuela la ciudad de Halloween saludando con un “Feliz Halloween” que sus habitantes responden con un “Feliz Navidad”. En este preciso instante comienza a nevar, algo totalmente desconocido en Halloween, y vemos como sus habitantes se maravillan y se divierten jugando en ella, entendiendo por fin eso que Jack sintió en la ciudad de la Navidad.

Entre tanto, Sally se ha alejado pensativa, hacia las afueras. Jack, que la ve marchar, la sigue para confesarle su amor (que es en realidad lo que había estado buscando todo ese tiempo) y fundidos en un abrazo, sobre una colina nevada y una enorme luna tras ellos, dan fin a la historia con un mágico beso.



Bibliografía






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